Antes de nada me gustaría destacar el nombre del blog (laudes de un discípulo) y para ello
es importante resaltar la importancia y la carga que tiene en sí la palabra discípulo: Jesús fue dicípulo del Padre (y se cumplía en Él, ese total -Fiat Voluntas Tua-, gracias a la perfecta comunión con el Padre mediante el Espíritu Santo), por tanto que bello es saberse llamado discípulo cuando el mismo Jesús lo fue.
A través de este blog, en el que compartiré una pequeña meditación/comentario de los laudes, deseo que como le sucedía al profeta Jeremías con la Sagrada Escritura, las palabras salten de la pantalla a tu corazón y sean devoradas por el hambre de DIOS que tienes.
En los corazones de Jesús y María
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