domingo, 30 de agosto de 2015

31 de agosto de 2015


Seguro que nos preguntamos con frecuencia 

 - ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? 

La respuesta está clara

- El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso. Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. 

Este ha de ser nuestro anhelo, pertenecer al grupo que busca al Señor, 
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Porque tenemos sed de Dios, del Dios vivo, nos preguntamos:

¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? 

Por eso le pedimos a Dios nuestro Señor:

Para que no me busque a mí cuando te busco y no sea egoísta mi oración, pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra en el desierto de mi corazón. Amén.

Para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti. 


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